Hoy quiero hablarte de la Vía Francígena ya que es al andar que se hace camino, y puedo asegurar que no hay ninguna experiencia tan enriquecedora como la de ponerse a caminar con lo justo en tu mochila. Tus miedos y tus sueños te acompañan ayudándote a descubrir algo más de ti mismo.
¿Sabes lo que hice el último verano? Recorrer el camino de Santiago desde Sarria hasta Santiago. Y fue sin duda una experiencia muy linda.
Para el próximo verano estoy con un nuevo proyecto: la Vía Francígena.
La Vía Francígena es una histórica ruta de peregrinación que conecta Canterbury, en Inglaterra, con Roma, en Italia. Atraviesa Francia y Suiza a lo largo de aproximadamente 1.800 kilómetros.
Mi idea de de recorrer los últimos 300/350 km hasta Roma, y eso en ocasión del Jubileo.
En España este camino no es muy conocido, y por esta razón quiero publicar información sobre el.
Su origen se remonta a la Alta Edad Media, cuando servía como principal vía de comunicación entre la corte imperial de Aquisgrán y Roma. Fue recorrida por primera vez por el abad Sigerico en el año 990, quien documentó su viaje al recibir la investidura como arzobispo de Canterbury.
A lo largo de los siglos, la Vía Francígena fue transitada por peregrinos, mercaderes y ejércitos, consolidándose como un eje fundamental que conectaba el norte y el sur de Europa. Su relevancia no solo radicaba en el ámbito religioso, sino también en el cultural y comercial, facilitando el intercambio entre diversas regiones europeas.
En la actualidad, la Vía Francígena ha experimentado una revitalización como itinerario cultural y de peregrinación. Diversas asociaciones y entidades locales han trabajado en su recuperación, señalización y promoción. Por ejemplo, en 1997 se fundó en Martigny, Suiza, la Asociación Internacional Vía Francígena (AIVF), y en 2006 se creó la Asociación Europea de las Vías Francígenas (AEVF), que agrupa a múltiples entidades locales y asociaciones de distintos países. Además, en 2012 se formó el Comité Europeo para la Coordinación Técnica Interregional de la Vía Francígena, con el objetivo de coordinar acciones para el desarrollo de la ruta, como medidas de seguridad, señalización y alojamiento.
En cuanto al perfil de los peregrinos que recorren la Vía Francígena, se observa una diversidad similar a la del Camino de Santiago. Las estadísticas revelan una proporción equilibrada entre hombres y mujeres, con una notable presencia de personas en la franja de edad de 45 a 65 años (casi un 39%), y también una significativa participación de jóvenes de entre 25 y 34 años (21%). A diferencia del Camino de Santiago, la Vía Francígena suele ser menos transitada, lo que permite a los peregrinos disfrutar de una experiencia más introspectiva y solitaria, especialmente durante las temporadas bajas.
La infraestructura a lo largo de la ruta varía según el país. En Italia, la Vía Francígena cuenta con una amplia red de alojamientos específicos para peregrinos, ofrecidos mayoritariamente por instituciones religiosas, con tarifas económicas o basadas en donativos. En Francia y Suiza, aunque la señalización ha mejorado, las opciones de alojamiento específicas para peregrinos son más limitadas, predominando alojamientos turísticos como casas rurales, hostales y hoteles.
La Vía Francígena no solo ofrece una travesía espiritual, sino también una oportunidad para sumergirse en la riqueza cultural y paisajística de Europa, desde las verdes campiñas inglesas hasta las colinas toscanas y los majestuosos Alpes suizos. Este camino milenario continúa siendo un puente entre culturas, invitando a los peregrinos modernos a redescubrir las raíces de Europa y a encontrarse con la diversidad que conforma nuestra identidad común.
No digas que no se trata de algo muy interesante. Yo quiero preparar bien mi viaje, planificando cada etapa. Toda la información que vaya recopilando la iré compartiendo en mi blog.
Buen Camino Peregrino
Gracias Ana
Ánimo y a disfrutar de ese camino tan particular.
Gracias Pedro