La historia de Roberto Delle Fragole
No cumple uno 30 años todos los días, pero el 6 de mayo será tu trigésimo cumpleaños, querida Alessadra. Todavía recuerdo el día que mamá y yo te cogimos en brazos por primera vez. Mi papi siempre decía que ser papá no era fácil. Para mí fue y sigue siendo una experiencia maravillosa.
Recuerdo con alegría cuando, para hacerte dormir, te contaba cuentos de hadas que inventaba para ti.
Para tu cumpleaños quiero volver a contarte uno de esos cuentos.
Al momento de escribirlo me di cuenta que contar un cuento y escribirlo son experiencias muy diferentes y sentí la necesidad de enriquecer la historia con elementos que no estaban presentes en el original.
Aún así, espero que disfrutes de este regalo de cumpleaños.
Un beso grande y FELIZ CUMPLEAÑOS
Papá
La historia de Roberto Delle Fragole
«Pasen – dijo Gedeone Gedeonis, poniéndose las gafas – pasen».
En la oficina del famoso investigador privado reinaba un desorden absoluto. Al fin y al cabo, le pagaban, y generosamente, para encontrar a personas desaparecidas, no para mantener su oficina en orden.
Cuando vio aparecer por la puerta a Goffredo de Goffredis, Gedeone se levantó.
«¿Qué puedo hacer por usted, señor alcalde?»
«Tutéame, por favor, como en los viejos tiempos y llámame Goffredo, – respondió el alcalde – Oniria, nuestra ciudad te necesita. Tenemos que encontrar a Roberto Delle Fragole, tenemos que encontrarlo necesariamente, si no queremos que Oniria muera. Esta ciudad necesita a Roberto delle Fragole, te necesita a ti porque eres el único capaz de encontrarlo. Por nuestra vieja amistad, ayúdame a salvar a toda esta pobre gente”.
«Puedes contar conmigo – dijo Gedeone Gedeonis con voz firme – Encontraré a Roberto Delle Fragole, te juro que lo encontraré, amigo mío»
Probablemente te estés preguntando quién es Roberto Delle Fragole y por qué su misteriosa desaparición trastornó la vida de los Oníricos, los habitantes de la ciudad de Oniria.
Todo empezó 20 años antes.
Oniria era en ese momento una gran ciudad como muchas otras. Una gran ciudad gris y triste, una ciudad donde nadie se permitía soñar.
Oniria se llamaba entonces Grisácea, y grises era su gentilicio, hasta que un día apareció Roberto Delle Fragole.
Era temprano en la mañana, en la línea principal del metro de Grisácea
Empacados como sardinas, los grises se dirigían a su trabajo, con cara de hoy no ne puedo levantar y en absoluto silencio.
Pero en la parada de Bulevar del Aburrimiento, un chico pelirrojo con una sonrisa de duende subió y se dirigió a los pasajeros grises:
“Escuchen, tengo una historia que contarles. Un cuento para ustedes, para ayudarles a soñar.
Érase una vez, en un país muy, muy lejano, pero tan lejano que no se puede llegar ni en helicóptero ni en avión, ni en patera ni en transatlántico, ni en moto ni siquiera en bicicleta...»
Los grises comenzaron a escuchar esa historia, la historia de una isla mágica y hermosa; solo podías llegar a esa isla cerrando los ojos y cantando una canción infantil divertida.
¡Ese cuento de hadas era tan hermoso! Había brujas, magos, dragones y un bosque encantado.
Todos los grises escuchaban con la boca abierta, cuidando no perderse ni una sola palabra. Una luz se había encendido en sus ojos, una luz alegre, casi como la sonrisa de un elfo.
Nadie había escuchado una historia tan intrigante antes. Pero, el niño dijo que estaba llegando a su parada y que tenía que bajarse. Sin embargo, no debían preocuparse que él estaría con ellos a la misma hora al día siguiente. Y así fue. Al día siguiente estaba allí nuevamente Roberto Delle Fragole para contarles aquella mágica historia mientras los grises escuchaban extasiados.
Todos los días la escena se repetía; el niño contaba otra parte de ese cuento de hadas que parecía no tener fin y que cada vez resultaba más interesante. Los grises gradualmente se volvieron menos grises; cuando se cruzaban por la calle se saludaban con una sonrisa alegre y conversaban. Ya nadie tenía prisa en esa ciudad. Las fachadas de las casas estaban pintadas de mil colores, algunas eran de lunares, otras de rayas, con corazoncitos y flores. Vivir allí parecía un sueño y por eso eligieron Oniria como el nuevo nombre de su ciudad.
Y todo esto sucedió gracias a Roberto Delle Fragole y su fantástica historia.
Lo sorprendente de ese niño era que, a pesar del paso del tiempo, siempre seguía siendo el mismo. Era realmente un tipo especial.
Gedeone comenzó la búsqueda. Sabía que no sería fácil, pero él era Gedeone Gedeonis, el mejor buscador de personas desaparecidas del mundo, no solo del mundo, de la galaxia, probablemente del universo. Podía presumir de haber encontrado a 999 personas. Solo una vez tuvo que tirar la toalla: fue cuando un tal Silvio le pidió que encontrara un unicornio azul que había desaparecido. Incluso hoy, a pesar de que había pasado tanto tiempo, soñaba a menudo que el unicornio estaba llorando.
Con Roberto Delle Fragole no habría fallado y habría resuelto el caso número mil, ganando así un crucero al País de Nunca Jamás ofrecido por AIP, la Asociación de Detectives Privados.
A pesar de su optimismo, Gedeone no tenía claro por dónde empezar su búsqueda. Todos amaban a Roberto, pero nadie sabía dónde vivía.
Nuestro investigador comenzó así a recorrer todos los barrios de Oniria, preguntando a todas las personas que encontraba si habían visto a Roberto, pero parecía haberse desvanecido en el aire.
Finalmente fue en las afueras de Oniria, en el Bulevar de los Sueños Rotos para ser exactos, donde Gedeone Gedeonis encontró a una persona que decía haber visto a Roberto.
“Lo vi salir de la ciudad y tomar el camino de las Montañas de la Luna Llena. – dijo el hombre, un anciano mendigo- Tenía una expresión triste. Se despidió y se alejó».
Jadeando, pero con paso rápido, Gedeone siguió por el camino de las montañas de la Luna Llena. Es un camino impracticable que, una vez superado un tórrido desierto, asciende por las montañas entre el Valle del Gigante Tegolina y el Puerto de los Necios.
Tengo que encontrar un lugar resguardado para pasar la noche y por la mañana volveré a caminar de nuevo – se dijo a sí mismo – Estoy realmente agotado».
Mientras tanto, en un apartamento del centro de Oniria, Goffredo De Goffredis charlaba con la familia.
«No hay noticias aún de Roberto Delle Fragole, pero soy optimista porque convencí a Gedeone Gedeonis para que lo buscara y estoy convencido de que lo logrará».
«Ojalá sea así- respondió su esposa Ginevra De Ginevris – ojalá».
Que maravilla gracias por compartir,y preciosa foto Carlo besossss😘😘😘😘❤🌹
Gracias Rosa
Preciosa historia!😍😍❤️
Gracias Victoria
Me encantó querido Carlos 😍
Gracias Arancha
Qué bonito. Me ha encantado. Hasta aquí ha llegado la fragancia de las recuerdensias.
Gracias Maria José