A lo largo de mi ruta (que al fin y al cabo es también tu ruta, nuestra ruta) de felicidad, he transitado por muchos momentos, y cada momento ha tenido sus emociones, sus sabores, sus olores, sus sonidos.
No todos los momentos fueron alegres, ni todos fueron tristes, pero todos fueron necesarios para hacer de mí lo que soy ahora mismo.Se atribuye a Tales de Mileto la frase «nada hay más difícil que conocerse a sí mismo». Pese a la gran verdad que esta frase encierra, existe algo aún más difícil: ser feliz sin conocerse a sí mismo. Este proceso de autoconocimiento ha sido para mí muy duro: reconocer y aceptar algunas partes mías no ha sido fácil, pero, poquito a poco, he ido viéndome con más claridad.El aprendizaje más importante de todo este recorrido ha sido, hasta ahora, comprender y aceptar que mi felicidad es responsabilidad sólo y exclusivamente mía. Nadie tiene ni puede hacerme feliz, ni me corresponde a mí hacer feliz a nadie. La felicidad de cada cual es tarea individual e intransferible. Con todo, eso no quiere decir que mi felicidad no le importe a nadie más que a mí, ni que a mí la tuya me resulte indiferente. Sabes muy bien que me da mucha alegría poder verte sonreír, respirar tu alegría. Sé que tú también percibes claramente cuando estoy alegre y que disfrutas de mi alegría y te pones triste si por alguna razón paso por una mala racha.La paradoja de nuestra condición humana hace que, pese a nuestra soledad existencial, tengamos capacidad para compartir nuestras mutuas soledades, para comprendernos y apoyarnos mutuamente. Sin poder comunicarnos, nos entendemos, nos intuimos: aunque sea sólo en algunos momentos, hay veces en las que las barreras de la comunicación se caen. Momentos de magia, en los que sentimos que pese a nuestra separación, tú yo somos UNO.
Separados, caminamos los unos al lado de los otros. Esos momentos mágicos en los que nos sentimos uno, son momentos en los que realmente comprendemos la grandeza de nuestras pequeñas vidas, momentos en los que comprendemos y aceptamos la experiencia de nuestra separación: se trata de una etapa necesaria para aprender a hacernos responsables de nuestro bienestar, para crecer como personas: solamente cuando llegue a ser mi mejor versión de mí mismo, podré entrar en una conexión más auténtica contigo, con ese uno que tú y yo somos. De momento sigo caminando y disfrutando de esos momentos de magia, sé que tú también lo haces. Que la alegría te acompañe. Carlo
Qué bonito Carlo y qué cierto,seguiremos caminando y evolucionando hasta que seamos uno. SAT NAM 🙏
Adelante por este hermoso camino, Ana.
Sat nam