Soltar: un psicólogo estaba desarrollando una sesión grupal y, de repente, cogió un vaso de agua y se lo enseñó a los asistentes. «Seguro que nos pregunta si está medio lleno o medio vacío, está muy visto esto» – pensaron todos.
Sin embargo, dijo:
– Necesito un voluntario alguien muy fuerte y musculoso
– Salgo yo – dijo Paco, un auténtico «armario» de casi dos metros de alto y muy musculado.
– Gracias, Paco – dijo el psicólogo – te voy hacer una pregunta ¿crees que puedes sujetarme este vaso?
– Por supuesto doctor -contestó éste- no veo dónde pueda estar el truco, es un normal vaso de agua no creo que pueda pesar más de 300gr y yo suelo entrenar con mancuernas de 20kg.
– En ese caso ven aquí y sujeta el vaso con el brazo extendido hasta que yo te diga.
Paco lo hizo, con una mirada algo perplelja, cogió el vaso extendió el brazo hacia adelante y se quedó a la espera. El psicólogo le indicó que no se moviera y a continuación se desentendió de él y se dirigió al grupo.
«Os conozco bien a todos -empezó diciendo- y estoy muy admirado con vuestra capacidad para superar situaciones personales muy duras y difíciles. Sois realmente unas personas muy resilientes …»
El psicólogo empezó un largo discurso sobre la resiliencia, empezando desde la experiencia de Victor Frankl y su libro «El hombre en busca de sentido»
Al cabo de un tiempo Paco, que había permanecido de pié con el vaso en la mano, se dirigió al Psicólogo
«Puedo ir a sentarme y soltar este dichoso vaso doctor, me está empezando a doler el brazo»
«Te duele el brazo Paco y es normal, ya que llevas ya un buen rato sin soltar ese vaso. Su peso absoluto no es para nada importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengamos. Si lo sostienes un minuto, no representará ningún problema. Sin embargo, si lo sostienes durante una hora, te acabará doliendo el brazo. Si lo fueras a sostener un día entero, tu brazo llegaría a entumecerse y paralizarse. Aunque el peso del vaso no ha cambiado, siempre es el mismo cuanto más tiempo lo sujetemos, más pesado y más difícil de soportar se volverá. Todos tenemos preocupaciones, pensamientos negativos, pequeños o grandes rencores, resentimiento etc. Eso es normal, es ley de vida, y si pensamos en ellos un rato, no pasa nada. Pero, si pensamos en ellos todo el día, empiezan a doler. Y si llegáramos a pensar en ellos durante toda una semana, posiblemente acabaríamos sintiéndonos paralizados e incapaces de hacer nada. Sois unas personas muy fuertes y resilientes y eso es súper positivo. Con todo, aprender a soltar los vasos de la vida es uno de los secretos para evitar que el estrés pueda con vosotros; hay que soltar esos vasos para ir tal vez a un gimnasio para levantar mancuernas de 20Kg, dar un paseo en el parque con nuestro perro, hacernos una risa con un amigo delante de un buen café caliente. Soltar vasos y recargar pilas es necesario, puesto que los vasos seguirán esperando y en otro momento podremos volver a enfrentarnos a ellos, pero con más fuerza, con más alegría, con otra actitud. Por cierto, Paco puedes soltar ese vaso y regresar a tu sitio, y muchas gracias por tu colaboración y tu paciencia
«Gracia a usted doctor – contestó el joven – he tomado buena nota de lo que acaba de enseñarnos, he decidido soltar un par de vasos que llevo sujetando desde demasiado tiempo»
Espero que esta historia te gustara y te ayudara a reflexionar
Un abrazo, Carlo De Amicis, tu psicólogo en Málaga en Jaén y On Line
644 36 34 64
Muy buena metáfora de la vida,si algo aprendí es que yo también,he soltado ya dos vasos,pesan demasiado y soltarlos te la hace la vida más tranquila y llevadera…y tengo que seguir soltando algunos más!…Gracias Carlo muy muy buena reflexión,hay que ir soltando….