La ira una emoción complicda: Aristoteles en Ética a Nicómaco afirma que «cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo».
Asimismo creo que tiene mucha razón Clarissa Pínkola Estés al aseverar que «Hay veces que resulta absolutamente necesario dar rienda suelta a una cólera capaz de sacudir el cielo. Hay un momento –aunque tales ocasiones no abunden demasiado, siempre hay un momento— en que una tiene que soltar toda la artillería que lleva dentro. y debe de hacerlo en respuesta a una grave ofensa muy grande contra el alma o el espíritu».
La ira es una de las emociones básicas y ha sido definida como «una reacción de irritación, furia o cólera desencadenada por la indignación y el enojo de sentir vulnerados nuestros derechos»(Punset, Bisquerra & Gea, 2017). Básicamente es una emoción que se desencadena cuando nos sentimos tratados injustamente o vemos frustradas nuestras expectativas.
La ira no es mala en sí, como emoción cumple una función que nos ayuda en nuestra vida. Si ante un trato injusto no nos enfadamos, entonces tenemos un serio problema: esa rabia que sentimos nos proporciona la energía que necesitamos para actuar y hacer que la situación cambie. Qué hacer con nuestro enfado es el real problema y es donde más a menudo las personas metemos la pata.
Entre las emociones que experimentamos, un estado de cólera o una rabia desmedida, es posiblemente lo que mayor capacidad tiene de arrebatarnos la razón, hasta el punto que veces nos lleva a hacer o decir cosas de las que después nos arrepentimos. Cuando se produce el así llamdo secuestro emocional, la parte racional de nuestro cerebro se desactiva y actuamos de una forma exclusivamante emocional, sin tener en cuenta las consecuencias de nuestras acciones.
Una adecuada regulación emocional nos permite modular el nivel de cada emoción, en este caso del enfado, para que esta emoción cumpla relamente con su función adaptativa, y nos permita reaccionar de la forma más benefciosa para nosotros. Desarrolar y entrenar nuestras competencias emocionales debería ser una de nuestras priordades como personas, para saber identificar la frustración que provoca irritabilidad y enfado, así como nuestras ideas erróneas que nos hacen experimentar niveles emocionales inadecuados. Asmismo, tenemos que aprender su manejo, para evitar las consecuencias negativas de la hostilidad y controlar los efectos de la ira desatada.
Quiero hacer hincapié en la importancia de modular el nivel apropiado de la ira, y para ello te quiero contar un cuento oriental.
«Maestro, debe ayudarme», dijo el visitante. «Estoy desesperado.»
«¿Cuál es el problema?» preguntó el sabio.
«Tengo grandes dificultades para controlar mi ira», dijo el visitante. «Así es como se hacen las personas. Los veo criticando a los demás mientras ignoran por completo sus defectos. No quiero criticarlos, porque no quiero ser como ellos, pero me enoja mucho»
«Ya veo», dijo el sabio. «Dime antes que nada: ¿no eres tú quien escapó por poco de la muerte el año pasado?»
«Sí», asintió el visitante. «Fue una experiencia terrible. Fui demasiado lejos en el bosque y me encontré con una manada de lobos hambrientos «.
«¿Qué hiciste?»
“Subí a un árbol justo a tiempo, antes de que me alcanzaran. Eran lobos muy grandes y estoy seguro de que podrían haberme destrozado».
«¿Así que estabas atrapado?»
«Si. Sabía que no podría durar mucho sin agua y comida, así que esperé a que bajaran la guardia. Cuando pensé que estaba lo suficientemente seguro, salté, corrí hacia el siguiente árbol y trepé de nuevo, antes de que me alcanzaran».
«Parece una pesadilla».
“Sí, y duró dos días. Pensé que definitivamente iba a morir. Afortunadamente, cuando me acerqué lo suficiente a la aldea, se acercó un grupo de cazadores y los lobos huyeron «.
«Tengo curiosidad por una cosa», dijo el sabio. «Durante esta experiencia, ¿alguna vez te has sentido ofendido por los lobos?»
«¿Cosa? ¿Ofendido? «
«Si. ¿Te sentiste ofendido o insultado por los lobos? «
“Por supuesto que no, Maestro. Ni siquiera se me ha pasado por la cabeza «.
“Claro, pero… ¡esto es lo que hacen los lobos! Ellos eran solo ellos mismos. Sería absurdo sentirse ofendido por esto «.
«¡Excelente! Ahora pensemos en esto mientras analizamos tu caso. Criticar a los demás sin ser consciente de los defectos propios es algo que muchos hacen. Casi podríamos decir que es algo que todos hacemos de vez en cuando. En cierto sentido, los lobos hambrientos viven en cada uno de nosotros».
“Cuando los lobos se mueven y se acercan, ciertamente no los estás esperando. Definitivamente debes escapar si puedes. Del mismo modo, cuando la gente te insulta o te critica, no debes aceptarlo pasivamente. Sin duda, deberías salvarte poniendo la mayor distancia posible entre tú y ellos.
“El punto crucial es que puedes hacerlo sin sentirte ofendido o insultado, porque estas personas cuando lo hacen son simplemente ellos mismos. Está en su naturaleza ser críticos y hostiles, por lo que sería absurdo ofenderse. No tiene sentido enojarse.
«La próxima vez que te ataquen lobos hambrientos de apariencia humana, recuerda: así es la gente, exactamente como dijiste cuando entraste».
Me parece que la enseñanza que nos brinda esta fábula es muy valiosa: nos hace reflexionar sobre los numerosos casos en los que nuestro malestar psicológico no es provocado por la acciones de los demás, sino por nuestra forma de vivirlos. En casos como estos, aprender a manejar nuestras ideas y nuestros pensamientos es de gran utilidad, al fin y al cabo, tal como dice el refrán, «es más facil ponerse pantuflas que alfombrar el mundo».
Además de mejorar nuestra capcacidad de regulación emocional, sería importante para nuestro bienestar psicológico, desarrollar cada vez más nuestras competencias sociales para actuar de forma asertiva.
Por las redes sociales lleva cierto tiempo circulando una historia que supestamente se refiere a los años de estudio de Mahatma Gandhi. Aunque pesonalmente yo dude de la autenticidad de esta anécdota, creo que es una historia instructiva (ademas de graciosa) que nos ayuda a comprender como ante determinadas situaciones las habilidade sociales nos pueden ayudar a a salir airosos de situaciones complicadas.
Cuando Mahatma Gandhi estudiaba Derecho en Londres, un profesor de apellido Peters le tenía mala voluntad… pero el alumno Gandhi nunca bajó la cabeza y eran muy comunes sus encuentros.
Un día Peters estaba almorzando en el comedor de la universidad y él venía con su bandeja y se sentó a su lado…
El profesor, muy altanero, le dice: «¡Estudiante Gandhi, Ud. no entiende! Un puerco y un pájaro no se sientan a comer juntos». A lo que Gandhi le contestó: «Esté usted tranquilo, profesor, yo me voy volando», y se cambió de mesa… El profesor Peters se puso verde de rabia, porque entendió que el estudiante le había llamado puerco, decidió vengarse con el próximo examen…
Pero el alumno Gandhi respondió con brillantez a todas las preguntas del examen… Entonces el profesor le hizo la siguiente interpelación: «Gandhi, si Ud. va caminando por la calle y se encuentra con dos bolsas y dentro de ellas están la sabiduría y mucho dinero, ¿cuál de las dos se lleva?». Gandhi responde sin titubear: «¡Claro que el dinero, profesor!». El profesor sonriendo le dice: «Yo, en su lugar, hubiera agarrado la sabiduría, ¿no le parece?»… Gandhi responde: «Cada uno toma lo que no tiene profesor».
El profesor Peters, histérico ya, escribe en la hoja del examen «IDIOTA» y se la devuelve al joven Gandhi. Éste toma la hoja y se sienta… Al cabo de unos minutos se dirige al profesor y le dice: «Profesor Peters, usted me ha firmado la hoja, pero no me puso la nota…».
En conclusión, la ira es una emoción de gran utilidad para nuestra supervivencia y para nuestra calidad de vida, sin embargo es posiblemente la emoción de más dificil manejo: es importante aprender a conocerse mejor a uno mismo, para averiguar las razones por las que alguna circustancias nos provocan niveles de enfado exageramante grandes. Asimismo, es de la máxima importancia entrenar nuestra regulación emocional y nuestras habilidades sociales.